La ciudad que fue del canto

En 1949 se lanzó una película más de la mancuerna Ismael Rodríguez-Pedro Infante: La oveja negra. Esta película tiene su mayor atributo en los hermanos Soler, Andrés y Fernando. Este último da una cátedra de actuación además de crear un personaje inolvidable: Cruz Treviño Martínez de la Garza. De esta película les rescató un pequeño diálogo entre Laureano y Silvano. Laureano: Te traje casi casi una obra literaria. Quiero que lo sueltes a la hora del discurso. Te lo brindo con todo mi cariño, muchacho. Silvano: ¿Usté cree que pegue? Laureano: Pero cómo no. Léelo juerte, léelo juerte pero ponle ínpetu. Silvano: ( Lee) Ya que el pueblo me ha eleuto para prefeuto, es porque yo soy auto para el efeuto, y como en mi humilde conceuto siempre he sido un hombre reuto, aceuto. Laureano: ¿Quihúbole? Marielba: Jajaja, no vayas a decir eso porque te apedrean. Laureano: Ah Dió, ¿pos qué tiene de malo? Marielba: No lo a...

Por si un día me extrañas y quieres volver junto a mí, aquí estaré. En el mismo bar, con la misma Victoria de siempre, con mis ojos recordándote en los ojos de alguien más, te espero. Ya son siete años, de amarte. Aunque me refugie en otra piel, siempre has estado ahí. Por si quieres volver a escuchar otra vez cada una de las canciones que te escribí, aquí están mis guitarras que no se cansan de cantarte. Y si no regresas, si esta ciudad la tengo que caminar sin ti, que así sea. JFC

I. De Batallas Escuché un aforismo de Alonso Arreola que me dejó francamente estupefacto: "Para ganar la batalla, hay que darla por perdida". Y siento que yo la di por perdida hace ya un largo rato, hará unos tres años de eso y aún así, el ansia trascendental de vencer me impele a seguir de cara al sol. Las sesiones que hicieron de LaBA: Música Horizontal para Ibero Radio fueron bastante buenas. ¡Esa es música chingao! Además me sorprendió escuchar a Uriel que resultó un entrevistador más que decoroso. Ya no me perderpe ese programa, se llama Clickaporte y está en el 90.9. II. Verlaine Y para muestra de mis batallas, un pedacito de Canciones para ella de 1891 del maestrito Paul Verlaine. Ven querida, para besarte, para abrazarte largo y fuerte. Mi corazón, ya junto al tuyo, ha de latirhasta la muerte. Ámame, que sin ti, desde hoy, nada puedo, nada soy.

Como me lo temía, inexistentes y caros lectores (como dice mi hermano Roberto Cruz ), llegó el momento en que las ocupaciones diarias, los problemas existenciales y la hueva declarada de marzo me impidieron escribir en este inservible blog. Prometo que no pasará tanto tiempo antes de seguir llenándolo de tarugadas. Les cuento que gracias al inquilino de los Pinos (me niego a escribir su nombre o su escatológico apodo) y su " utopía garciamarquesiana ", aunado a los festejos por el aniversario de Cien Años de Soledad he decidio releer tan sorprendente novela. Así que aparte de pelearme con el modernismo hispanoamericano, con Ángel de Campo y con Plotino que nomás no puedo acabar, me meteré con los Buendía que tantas sonrisas de calibres pintovarios me otorgaron. Sé, como Elliot, que abril es un mes cruel, ¿por qué? no tengo ni puta idea pero me cae que sí lo es. Se me va el año como hilo de media y no estoy ni a la mitad de mi tesis. Es hora de chingarle. Lo bueno: cu...