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SE BUSCA..., NOTICIAS E INVITACIÓN

*Pues sin más les digo, queridos lectores, que Vodeler (grupo en el que aporreo los tambores) se ha quedado sin bajista. Ni modo, hay que tener un poco de paciencia y aguardar a que llegue el indicado. (Se sobre entiende que hablo del bajista, a esta edad no voy a cambiar mis preferencias sexuales tan arraigadas que han forjado las féminas de anchetas caderas). Cualquier recomendación o quien se quiera apuntar puede escribir a este blog. Sólo pedimos compromiso y equipo.
*El sábado estuve en un toquín de Marmotazul y pues estuvo bien, digo, cada vez es más complicado acallar las voces de quienes no les interesa ni un carajo lo que hacemos pero estuvo bueno. Muchos palomazos y muchas chelas. Acabé con mis señores padres saliendo de una taquería a las siete de la mañana. Esta vez la selección musical de los parroquianos de tan ilustre tugurio nezayorkino estuvo al tiro. Hasta disfruté la pesadez de José José.
*Hace un par de días acabé una buena rolita llamada Promesa MCC. La verdad es que con el tiempo escribo mejor. Hay un asunto de práctica que espero que no se convierta en fórmula. En cuanto sepa cómo chingaos hacerle se las posteo aquí. Está de más decir que la escribí para una carita de oso gummy que ni siquiera sabe que existo. Ni modo, ya se enterará en Behind the music o por este blog.
*INVITACIÓN.
Y para dar la nota del día, este cyber servidor los invita el Jueves 8 de noviembre, 19:00 hrs. a la Preparatoria Iztapalapa 1 del DF (Calz. Ermita Iztapalapa s/n Col. Lomas de Zaragoza. Casi Esq. con Ignacio Zaragoza) a la presentación-lectura del libro Fantasiofrenia II, en el que estoy antologado. Escucharán de mi ronco pecho un buen cuento porno y cochino. Allá los espero.

JFC

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Causalidades II

Queridos, desocupados e inexistentes lectores, les debía esta entrada que es la segunda parte de la anterior y pues aquí va. Uno de los problemas mayores de escribir cada dos años en este blog es que uno pierde el hilo de las cosas, y en dos años han pasado tantas que los hilos ya son una madeja que se pierde en mi memoria. Así que acabaré la entrada de las causalidades y empezaré --lo juro-- a escribir nuevamente en este blog que empecé en el año 2006. En la entrada de la siguiente semana les contaré de los blogs y los pondré al tanto en mi vida. También prometo actualizar las ligas que tengo en la columna de la derecha, porque muchos de los blogs ya pasaron a mejor vida y creo que ya nadie escribe en blogs, excepto la protagonista de estas causalidades de la que ya les pasaré el vínculo.   Estábamos, entonces, que me dieron la beca de la Fundación para escribir un libro de cuentos. La beca la obtuve gracias a que uno de esos amores juveniles y necesarios imprimió mis hojas y l...

He regresado a esta Ciudad que fue del canto

Queridos e inexistentes lectores, después de tres años de abandonar esta Ciudad que fue del canto, he regresado para, una vez más, prometer ser más constante y publicar ya no mi querido, cursi y azotado diario, sino lo que a mi pluma se le venga en gana. Por ello, primero les comparto una traducción que hice de dos fragmentos de Kurt Vonnegut, tomados del número 17, de junio de 2015, de Casa del tiempo. JFC Dos fragmentos de guerra [*] Kurt Vonnegut La obra de Kurt Vonnegut estuvo marcada por su experiencia en la Segunda Guerra Mundial como soldado de la 106 División de Infantería de los Estados Unidos, y luego como prisionero de guerra —de diciembre de 1944 hasta mayo de 1945— desde donde fue testigo del bombardeo que destruyó Dresde.  Casa del tiempo ofrece dos breves fragmentos de las novelas  Matadero 5  y  Barbazul que se publicaron con casi veinte años de distancia, para dar cuenta de la devastación íntima causada en el autor estadoun...

Cada cierto tiempo

Cada cierto tiempo, esta Ciudad que fue del canto se da su respiro para beneplácito de mis inexistentes lectores. No hay una razón para ello, aunque para ser francos, tampoco para seguir escribiendo en este blog; será tan solo la nostalgia de llevar cinco años quejándome, encabronándome y lloriqueando en esta bienamada ciudad la que no me deja abandonar por completo este ínfimo espacio virtual. Acaso recuerdo a David Forster Wallace en su ensayo sobre la escritura, o, como dicen en mi pueblo, es mi hijo, está bien feo, pero es mi hijo. Esta es mi ciudad, pequeña, aburrida y sin visitantes, pero es mía.  Estoy a tan sólo unos meses de mis treinta años, y mejor aún, a casi sesenta días de firmar la unión de Joyce con Mahler; uno de mis más queridos amigos se fue a soñar con jazz en amorosa y violenta comunión con el mar de Coatzacoalcos (¡carajo!, te hubieras despedido o esperado a beber juntos una última cerveza); sale en estos días mi primer libro, una pequeña plaquet que ni cam...