Queridísimos y abandonados lectores, he de contarles que me quedé sin acceso a internet varias semanas, además fui a Tepoztlán y a Amantla de Quetzalcoatl y pues en esos parajes la tecnología más avanzada son los refrescos energéticos. En fin, a explicación no pedida culpa manifiesta, dicen por ahí. Pero en realidad es precisamente mi desconexión del mundo cibernético que me dio el pretexto de este post. Entre los correos de felicitaciones navideñas, del jaifaiv, de chicas encueradas y demás que no leí, había uno de una linda chica a la que amé y adoré durante varios venturosos meses. Ya no vive en la Capirucha, se fue a la tierra del son, la magia negra, la playa y la exhuberancia vegetal. (Ah, y de Salma Hayek). Lleva ya un rato allá y desde que terminamos nuestro contacto fue casi nulo, no así el cariño o el agradecimiento que siempre he sentido por ella. Digo, no todos los años se tiene la fortuna de despertar al lado de un lindo demonio que tiene la capacidad de cambiar la vida d