Pues bien mis amados lectores virtuales, por fin terminaron las sesiones de grabación con Carlos Montemayor y Antonio Bravo. Buenas rolas, arduo trabajo y mucho cansancio; si de por sí trabajar no es para mí, menos de lunes a lunes. Ni modo, la papa es la papa.
Les quiero compartir una canción de Richard Strauss (hecha para el poema de John Henry Mackay) que vendrá en uno de los discos grabados en estas seis sesiones. Es verdaderamente sugestiva y melancólica. ¡Hasta me aprendí tres compases en el piano! Digo, para un baterista es un gran logro. Pongo un video de la bella Anna Netrebko cantando este lied, aunque en los comentarios de la página parece que no le va muy bien a la soprano rusa, les puede dar una idea bien delineada de esta maravilla.
Hoy es cumpleaños de una Promesa MCC. Esa canción que hasta hace pocos días estaba del lado derecho del blog (y que quité para no aburrirlos demasiado) fue inspirada por una linda trigueña hace unos meses. (Antes de conocerte morena, no te enojes jajaja.) Me gustó mucho la letra, creo que me equivoqué y me salió bien. Y también está dentro del repertorio de Vodeler. Pues bien, desde un lúbrico Fa sostenido menor, muchas felicidades.
Y para rematar, una anécdota que recordé a propósito de la marcha de las velitas (no opino de ella, si ustedes fueron bien, y si no, también). En la marcha por la cultura de hace un par de años, fui con toda la conciencia política que no tengo. Y, como era de esperarse, mi combatividad llegó del Ángel de la Independencia hasta el Río de la Plata, una gran cantina que ha perdido su magia por la bola de chavitos que creen que es nice meterse a una cantina, cuando no tienen ni idea de que es un lugar para desamparados y conversadores, pero ese no es el tema. En el camino me encontré a dos colegas, hombre y mujer, que se metieron conmigo al lugar de Allende y Cuba. La chica compartió con nosotros que en su casa guisaban un mole negro particularmente delicioso. Con toda la simpleza del mundo, espeté un "Ah, entonces tienes que invitarme un día a tu cama", en vez de decirle, "ah, entonces tienes que invitarme un día a tu CASA."
La cara que puso la chica hizo que reflexionara sobre lo que había dicho y, al darme cuenta de mi error, con los colores subidos al rostro, intenté excusarme encarecidamente, lo que yo quería era una invitación a comer mole negro, sólo eso. Ah, mi lasciva mente que me traiciona frecuentemente.
Cuídense de las marchas, mis inexistentes lectores, que yo, ya me voy a mi casa.
JFC
Comentarios
Cumplida la promesa sigo con Español 2 y sigo poniéndome al día.
*Gina*
PD. ¿Se enoja la morena si pregunto sobre la trigueña?
Y no, no se enoja.
Un beso,
JFC