Bueno, la verdad los he engañado con el título. Esta nota no quiere ser una relación amorosa de su servidor o una exégesis a propósito del día del amor y la amistad, que si es un pretexto para el consumismo o una oportunidad para demostrar sin pudor el cariño o que si lo otro. En realidad, les contaré que en mi 14 de febrero tendré tres actividades:
* Parece que voy a grabar las maquetas del primer disco solista de John Rojas, otrora cantante de Marmotazul.
*A las cinco estaré en el Bar La Ópera con los integrantes de la generación del whisky. (Jajaja, se escucha raro). Se supone que la siguiente semana se reunirán los jurados para deliberar quién de nosotros se va a Escocia. En cuanto sepa que no gané se los informo. Lo que sí es que el cuento lo pude terminar gracias a un beso. ¡Vaya, como si valiera la pena escribir por cualquier otra razón!
*Mi voz, un poco maltratada por un bicho radioactivo que se niega a abandonar mi cuerpo, acompañará durante unas horas a todas las incautas parejas que caigan por un bistró de la zona oriente. Eso de cantar para que otros se sigan enamorando no está tan mal, puede ser peor.
Así las cosas, entre una derrota más de la Selección ante los gringous (ah, pero cómo me encarbona eso) y un gol de último minuto que le quitó el triunfo al Egregio Rebaño, Vodeler está haciendo trabajo de mesa con una canción que esperemos que pronto esté en los oídos de todos los fans de la Botella. (Luego les explico).
JFC
PD. Les dejo la imagen de mi siguiente conquista.

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