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Inexistentes lectores, les dejo un texto que escribió un querido amigo para mi banda Vodeler. Espero que les guste,

JFC

Vodeler

(…) ecos de una música cálida y enervante
Charles Baudelaire

Una mirada atenta ante las transformaciones del nuevo siglo exige la reinterpretación de la cotidianidad. Un beso robado, la belleza de la mesera de un restaurante o la ventura de un escote indiscreto hacen, por fuerza, necesaria la celebración de la vida. Y el desasosiego ante la realidad brutal de un país en ruinas contrapuntea la sonrisa y la vuelve un gesto satisfechamente amargo: es la necesidad de nombrar todo otra vez, de decir de otro modo lo mismo.
Tres jóvenes músicos con el ímpetu ardoroso de sus veintitantos tratan de explicarse el mundo a través de acordes menores y sonidos electrónicos. A partir de una formación atípica (batería, dos guitarras, un piano y múltiples sonidos extraídos del fondo de una computadora Mac) conjugan con fortuna las influencias de rock británico de mitad del siglo XX con el sabor amargo de una cerveza en medio del desamor al más puro estilo de José Alfredo Jiménez. Vodeler encuentra en la tecnología un cauce para expandir las posibilidades sonoras que juegan en azarosos affaires con letras concebidas con pulcritud.
En esta banda capitalina se puede rastrear la búsqueda de una estética propia, de un rompimiento con los cánones podridos del rock nacional por medio de una ejecución cuidada, de un trabajo de composición ardoroso y de la apropiación de la vasta tradición literaria y musical de México. Víctor Contreras, Israel Ávila y Jesús Francisco Conde, miembros de Vodeler, se topan ante un camino no exento de incertidumbres y de escollos que, sin embargo, pueden transitar con fortuna si su tenacidad, talento y voluntad se lo permiten.

Alejandro Corso

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