Hay ciertos días en los que no tengo ganas de escuchar música, ni de escribir un cuento ni de hacer otra canción. Hay días en que quisiera olvidar todos los poemas de amor que me sé (desde Quevedo hasta Bonifaz). Hay días en que no quiero recordar todas las películas que están en cartelera y que no veré. Hay días en los que ni siquiera el alcohol reconforta mi alma rota. Hay días en que fumo sin parar y mi asma empeora. Hay días en que no quisiera seguir vivo, no tener conciencia de mí ni de mi cuerpo. No ser escritor, ni músico, ni becario, ni desempleado. Hay días en que sólo quisiera dormir y dormir doscientas horas sin despertar. Que cuando mis ojos se abran todo haya cambiado, que nunca haya nacido, que nunca te hubiera conocido. El azar es un pretexto fácil. No sé que me llevó a colarme entre tu agenda ni a besar tu espalda desnuda. No sé cómo diablos mi lengua encontró cauces dulces en tu boca. No sé por qué tus labios se adivinan todavía en mi aliento. No fue azar. Algo más hiz...
Apuntes de Jesús Francisco Conde de Arriaga