Estoy fuera de la Fundación para las Letras Mexicanas. Durante dos años mis días se entretuvieron ahí. Escribí dos libros y estudié miles más. Me enamoré dentro de esa casa de Liverpool, me enamoré de mi vocación de solitario empedernido. Y sigo con ella. Como si no tuviera suficiente suerte, encontré abrigo por la generosidad de mi maestro BR en una revista universitaria. Después les contaré más. Extraño muchas cosas, aunque creo que así es la vida: dejar y seguir, indefinidamente hasta que sean otros rumbos los que nos tomen.
Ahora me acostumbro a un nuevo lugar; a comer solo otra vez (caray, cómo te extraño, carnal); a no hundirme y no aventarme del primer puente que se me atraviese en estos caminos del sur.
Aquí un recuero de mi querida FLM
Así las cosas,
JFC
PS. Eso sí, escribí esta entrada en una Mac. Eso me alegra un poco.
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