Mis amados e inexistentes lectores, esta Ciudad que fue del canto mantiene sus actividades normales sin dejarse espantar por la influenza porcina (que por otro lado tampoco son muchas). Mi vida sigue entre los acordes de Vodeler y la gestión cultural. Les prometo una cancioncita recién salida del horno en el siguiente post. Es un espécimen raro en mi repertorio ya que puede ser catalogada como una rolilla digna de cualquier trovador. Ya verán. Aquí les dejo unas fotos de mi viaje a Atlixco de Conde, ciudad natal de mi padre y mi refugio personal. Su clima y comida me dieron fuerzas para lidiar con la cada vez más insoportable burocracia. Entre el recuerdo de unos ojos miel que no he visto en incontables horas y la pequeñísima cruda que me cargo la noche de este jueves pasa tranquilamente. Espero a un buen amigo con el que nos pondremos al tanto degustando una riquísima cerveza. Y ustedes pueden brindar conmigo a distancia mientras disfrutan de las fotos. Así las cosas, JFC
Apuntes de Jesús Francisco Conde de Arriaga