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Entradas

Mostrando las entradas de octubre, 2008

ENTRADA NÚMERO CIEN

Mis inexistentes lectores, en dos años en los que mi vida ha pasado de las aulas de una prepa de prospectos olímpicos a los cubículos fríos del IIB y al tedio de la gestión cultural; de los sueños de una morena a perderme en unos ojos claros y a soñar otra vez en unos brazos añorados; de Marmotazul a Vodeler y de la Literatura a la Política, esta gloriosa Ciudad que fue del canto ha llegado a 100 entradas. Un día de estos en que tenga muchas ganas de vivir releo lo escrito, porque si no es así, puedo quedarme en el camino. Me tardé un poco en escribir la número cien porque esperaba buenas noticias que darles. Primero les pongo unas fotos de una función de Primera Obscena Teatro en CU. Fui el bataco de la muerte (encarnada por la bella Jimena Blanco) en la Danza que escribió y dirigió mi hermano Mario Alberto Conde. De verdad que esto del teatro me está gustando, ya son dos puestas a las que les pongo música. Para esta Danza en particular escribí algo onda tribal. Llevé mi precioso set

DE UN ENTRAÑABLE POETA

Mis inexistentes e incólumes lectores, el fin de semana me conmoví a más no poder. Leía yo en el único suplemento de cultura decente que existe actualmente (lo cual es una verdadera lástima, por cierto) una parte de la conversación de Rubén Bonifaz con Josefina Estrada, que es un fragmento del libro inédito De otro modo el hombre. Retrato hablado de Rubén Bonifaz Nuño; sinceramente me parece desafortunado el título, pero tratándose de tan admirado bardo, lo leeré con obsesión. Aquí el extracto que delinea la poesía de Bonifaz, mientras ustedes lo leen, yo recuerdo con sumo placer algunas líneas del El m anto y la corona. "Las mujeres fueron la fuerza de mi vida; es decir, la dicha de vivir, en último término. Siempre tuve la fortuna de contar con compañía femenina a partir de los 30, 35 años… Nunca me ha faltado compañía de mujer, afortunadamente. Inclusive ahora la tengo, cuando ¡ay, Dios mío!, ya soy incapaz de estar con mujeres. Para mí es totalmente necesario tener su compañí

NOMÁS POR NO DEJAR

Mis amadísimos e inexistentes lectores, sé que les debo tres discos de 1974, pero nomás no se me ha dado la gana subirlos. Así que sólo para mantener actualizado este blog, les regalo esta entrada que en realidad no tiene nada de intersante. (Ja, como si algo en esta Ciudad fuera interesante). El fin de semana me agarró un virus radioactivo que me impidió hacer mis cosas normalmente. A mis cosas me refiero, claro está, a beber, tocar, leer, componer y ver los Simpsons. ----------*--------- Por el mismo maldito virus no he podido fumar en tres días. Eso me encabrona. ----------*---------- Las Chivas empataron, los Vaqueros perdieron y los Azulejos de Toronto tienen años que no figuran en la postemporada. ¡Mal rayo me parta! ----------*---------- Después de varios años de una injustificada reticencia, leí el Capitán Alatriste. El primer volumen me gustó. Supongo que es lo único que le pido a un narrador: que sepa contar bien una historia. ---------*----------- Estoy ahora enfundándome e

DOBLE PARÉNTESIS (Y SIGUE PENDIENTE EL DE 1974)

El paréntesis negro Estoy, mis amados e inexistentes lectores, encabronado, por decir lo menos. En mi day job me entero de lo que andan haciendo los nuevos escritores, músicos, actores, etc. Y eso me da gusto, como decía Jorge Esquinca en el Encuentro de Jóvenes Creadores (del que prometo contarles pronto cómo estuvo) que la literatura joven está rebosante de salud. Lo que es preocupante, y siempre lo ha sido, es el sectarismo, elitismo y olvido de cada uno de los grupos que conforman la nueva cultura. Que conste que no hablo de la calidad de cada uno de los integrantes de estos grupos, que eso es cosa aparte, sino el olvido injusto de otros que, por no comulgar con ciertas ideas o por permanecer siempre escribiendo y trabajando desde un aula universitaria, merecerían estar ahí. Para no divagar demasiado les contaré de "Mar de vértigos" que anuncia un homenaje a Efraín Huerta en los 26 años de su muerte. Este amado poeta merece ese y más homenajes, incluso una lectura más p