Mis amadísimos e inexistentes lectores, sé que les debo tres discos de 1974, pero nomás no se me ha dado la gana subirlos.
Así que sólo para mantener actualizado este blog, les regalo esta entrada que en realidad no tiene nada de intersante. (Ja, como si algo en esta Ciudad fuera interesante).
El fin de semana me agarró un virus radioactivo que me impidió hacer mis cosas normalmente. A mis cosas me refiero, claro está, a beber, tocar, leer, componer y ver los Simpsons.
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Por el mismo maldito virus no he podido fumar en tres días. Eso me encabrona.
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Las Chivas empataron, los Vaqueros perdieron y los Azulejos de Toronto tienen años que no figuran en la postemporada. ¡Mal rayo me parta!
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Después de varios años de una injustificada reticencia, leí el Capitán Alatriste. El primer volumen me gustó. Supongo que es lo único que le pido a un narrador: que sepa contar bien una historia.
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Estoy ahora enfundándome en la camisa de La muerte de un instalador, de Álvaro Enrigue. El primer capítulo promete, me gusta el tono, así como el estilo. Le entré a este libro porque es jurado del caza de letras y un compa está debatiéndose entre si sigue en la lucha de los cien mil pesos o le dan matatena a la primera de cambios. A las doce del día de mañana miércoles lo sabremos.
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Apenas es martes y me duele el espinazo.
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Mi siguiente rola se llamará Cuore Reginae. Además empecé otra que no tiene título pero está inspirada en un poema de Eduardo Saravia. Por cierto, acaba de ganar una lana en un concurso literario.
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Felicidades a mis queridos amigos que ahora son becados por la UNAM. Sé de buena fuente de dos, a los que mando un fuerte abrazo.
Así las cosas,
JFC
Comentarios
Enrique es batsante bueno, yo leí Hipotermia y me pareció una escritura potente y bien trabajada, también me dijeron que Vidas perpendiculares es "muy chingón", así, habrá que leerlo.
Te recomiendo, aunque igual y ya lo conoces, al buen David Miklos (que usa como ritornello ese "Así las cosas"), acabo de terminar La hermana falsa y creo que es un gran libro. Directo, telegráfico, pero con una cadencia lírica muy bien lograda, la historia no tiene grandes pretensiones, pero tampoco es una facilonería seudometafísica; más bien se mueve entre lo grotesco y lo inacabado. Léela y luego la comentamos.
Por cierto, gracias por la felicitación. Ojalá nos veamos pronto pa echarnos unas chelas, o un vino ,total, yo invito. ¡ja!