Cada una de las coincidencias que han forjado mi vida me parecen cada vez más extrañas. Casi siento como si las cosas no las hubiera hecho yo, que fue otro quien vivió mientras yo estaba en una cantina. Tocar en "La Diabla", en el auditorio de la prepa 2, en Bellas Artes y las insuperables horas que siguieron, en Coyoacán... Las cosas pasan muy rápidamente; a veces, a cambio de varios días desearía vivir una vez más ciertos pasajes. Me explico: no me molestaría vivir veinte años menos si pudiera revivir algunos momentos. Veamos:
*Jugar en la tercera base del campo de la Liga Anáhuac con mi equipo y celebrar ese campeonato otra vez.
*Esconder mis manos de las cariñosas mordidas de mi perro.
*Descubrir por vez primera los acordes de Vino Acre y de Entre tus tardes. (Me cae que disfruté haciendo esas rolas)
*Esa noche con café y cigarro en mano en compañía de Jesús Arriaga.
*Esas madrugadas del 11 de noviembre (la primera vez); 26 de diciembre (la última vez) y el 15 de septiembre (otra última vez).
*Muchos conciertos en los que me la pasé a toda madre...
¡Voto a tal! Pero mira que guardo recuerdos. Para no olvidar la visita de la señora María Kodama parafrasearé a Borges: lo que llamamos azar es sólo nuestra ignorancia de los complejos mecanismos de la causalidad. Y sí, sólo son momentos que se conjuntan y que producen un resultado con consecuencias más o menos adversas; o sea, después de todo, lo que ha quedado es el esperpéntico músico que escribe estas líneas: contento, satisfecho y afortunado (aunque no se note).
Decía que me siento lejano, veo fotos (perdón, otra vez internet y ya lo empiezo a aborrecer) y con alegría me descubro indiferente, sin ningún asomo de tristeza. Sólo ciertas cicatrices de pronto me hacen tambalear, además hoy llovió mucho y creo que fumar bajo la lluvia, aparte de atraer miradas y mostrarse melancólico, sensible y puñaleces por el estilo, me hace escribir textos como este. (Por lo menos tengo la costumbre de aporrear las teclas, algún día dejará de salir espuma)
Me despido, no sin antes amenazar: compraré un billete de lotería, digo, me inscribiré al Concurso de Cuento Beatriz Espejo, el cierre es en noviembre y hay treinta mil pesos que bien se pueden gastar en una cantina. Les dejo la dirección
El que gane se convertirá en mi más odiado enemigo por unos 13 días. Ya dije.
JFC
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