Les dejo, inexistentes y amados lectores, la letra del primer sencillo del disco debut de Alexíada, proyecto en el que estoy inmiscuido con Alejandro Corso. Por unanimidad esta fue la rola elegida, aunque para ser sinceros el único que lo decidió fui yo, Corso está muy preocupado haciendo algunos arreglos del disco y no le interesan mucho las cosas de la industria, además está un poco enojado por hacer el engorroso trámite de registrar todas las rolas del disco con la consabida fila de dos horas y de último minuto le di esta, además me tuvo que prestar lana. Lo curioso es que el primer sencillo, que tendrá video y toda esa parafernalia, fue la última rola en entrar al disco, como se dice, entró de refilón; además, está recién salida del horno y tiene un título bastante simplón: Colibrí. Y no es que ande metido en menesteres naturalistas o ecologistas, la historia no es tan interesante, la hice después de una cruda hace un par de semanas.
Tiene obvia dedicatoria a una chica de la que juro que no recuerdo ni su nombre pero moriré llamándola María (como dice el maestrito cubano). Aunque la verdad no es tan fácil, claro que recuerdo su nombre y no, no se llama María. En fin, la conozco muy poco, siendo sincero, nada; he hablado con ella, a lo sumo, veinte minutos; y dudo que la vuelva a ver.
Y la verdad quisiera que pasara algo, uno de esos recursos de novela de folletín, una vuelta de tuerca, de esas en las que el protagonista está en una insospechada zona de la Ciudad de México y se la encuentra aburrida y con ganás de una café. Es cuando el protagonista salva a la dama de las garras del tedio y se meten tres horas para platicar de todo. Ahí se dan cuenta que quieren estar juntos y se regalan unas horas de compañía, unos días de compartir su soledad y, tal vez, hasta algunos meses. Pero como escribió Xavier Villaurrutia, la pasión, por el deber de ser intensa, no puede ser duradera. Y se separarán, y ella encontrará al hombre de su vida y el protagonista estará escribiendo en su blog el inicio de otra historia.
Pero como decía un amigo al que quise mucho: "esas cosas no pasan". Y estoy tan seguro de que no pasan que hice esta canción, como una manera de recordarla, como epílogo de esas cosas que, insisto, no pasan. En fin, me extendí un poco pero aquí va la letra. Si a alguien le interesa está armonizada en Am y estoy buscando al grupo de jazz Toma Cuatro para ver si se la quieren aventar en el disco, trae una jiribilla algo funky. El disco aún no tiene nombre pero las canciones ya casi están definidas. Aquí, Colibrí.
JFC
COLIBRÍ
(Conde)
Amanece conmigo,
Deja que tu piel encuentre el camino
De mi piel que se desvela por besar de tus heridas
el frío.
En la marca de tus ojos,
Mis suspiros se revelan al deseo
De mirarme en tu mirada y que en tus brazos se refugien
Mis sueños.
Vale más toda la cruel certeza
De saber que estás dormida ahí.
Que el silencio de tu cuerpo en vela,
De tus manos transparentes
Desnudándote sin mí.
Imagina la tarde,
Del encuentro de tus labios con la luna
Y el laberinto de tu espalda descifrado por mi lengua
Amor
Mientras llega el día
Que tu soledad me deje entrar
Me consuelo con las letras que en tu pluma se desviven
Y el recuerdo de tu cuerpo a cuatro metros de distancia
Colibrí que encandilaste cada espacio de mi mente.
Adiós
Vale más toda la cruel certeza
De saber que estás dormida ahí.
Que el silencio de tu cuerpo en vela,
De tus manos transparentes
Desnudándote sin mí.
Deja que tu piel encuentre el camino
De mi piel que se desvela por besar de tus heridas
el frío.
En la marca de tus ojos,
Mis suspiros se revelan al deseo
De mirarme en tu mirada y que en tus brazos se refugien
Mis sueños.
Vale más toda la cruel certeza
De saber que estás dormida ahí.
Que el silencio de tu cuerpo en vela,
De tus manos transparentes
Desnudándote sin mí.
Imagina la tarde,
Del encuentro de tus labios con la luna
Y el laberinto de tu espalda descifrado por mi lengua
Amor
Mientras llega el día
Que tu soledad me deje entrar
Me consuelo con las letras que en tu pluma se desviven
Y el recuerdo de tu cuerpo a cuatro metros de distancia
Colibrí que encandilaste cada espacio de mi mente.
Adiós
Vale más toda la cruel certeza
De saber que estás dormida ahí.
Que el silencio de tu cuerpo en vela,
De tus manos transparentes
Desnudándote sin mí.
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