No, no puede ser. En esta insana cordura, donde todo es diversidad políticamente correcta, donde un aborto es un asesinato y la eutanasia un atentado contra el don divino, donde la doble moral se vislumbra hasta en sus más oscuros retruécanos, uno ya no puede autocompadecerse con un ron en la mano y un cigarro en la otra en alguna cantina de la capital. Sin más, nos quitaron ese sórdido espectáculo del don de la embriaguez con amigos de ocasión, tragos amargos y las canciones de algún juglar urbano cantando las clásicas cantineras. De reojo siempre estaba algún partido de futbol por Sky (hasta ahí hubiera permitido que la modernidad entrara en los claros escondites etílicos) y la cajetilla de Camel dispuesta para cumplir un rito siempre necesariamente inútil: recordar su nombre.
Y beber y hasta secar pudorosamente una lágrima para que todos aquellos parroquianos a quienes uno les importa un bledo no nos vean, ya con diez o más rones entre pecho y espalda, se ha vuelto inasible y lejano. No sabe igual, no es lo mismo. Y lo juro. Las fichas del dominó o las prostituas envejecidas con los muebles de La Mascota o de La India o del Dos Naciones o del Miramar o de la Puerta del Sol o de la Villa de Madrid perdieron su resonancia natural. Ya no hacen eco en la cabeza embrutecida por los vapores dionisiacos. Se´pierde entre el puritanismo y la búsqueda del "bien común".
Rescato de mi memoria la portada de un disco de Daniel Santos y Julio Jaramillo: en primer plano un cenicero, tragos semivacíos y una guitarra. "Julio, son las cinco de la mañana y tú sigues cantando". Así, mi costumbre de cantar y amanecer con guitarras ajenas se trastocará en el sillón ya conocido y la Luna, mi adorada guitarra, haciendo muecas a la melancolía con su caoba entre mis manos.
Y ya, las cosas cambian. Tengo varios kilos de más, mi voz se ha hecho más sonora y más aterciopelada. Ya canto. Soy mejor baterista. Pero ya no puedo ponerme hasta la madre ni hurgar en las dos cajetillas del saco algún rastro de la desesperanza hecha tubo. Caray, ya ni eso tengo.
JFC
Comentarios
Quisiera ser la ciudad que tú cantaras cada día con esa voz que me hipnotiza. ¿Eres consciente de lo que tu voz provoca en tus lectoras femeninas?
Tengo un problema: me gustas.
Eso genera otros dos problemas...
(¿Crees que mi comentario seá aprobado por el autor de esta Ciudad?)
Podría decir tanto al respecto pero mejor te lo digo en Messenger.
Una pena, pero más, que nadie hizo nada. Es que antes era como el chiste del hombre invisible, la mujer maravilla y superman. O como el cuento de Zongolica. Pero ahora es como el chiste de Polo Polo de los putos, putos. Te la meten con todo y piedras, nos quejamos pero igual nos queda la satisfacción de putos! En fin.. saludos compa!
Atte: el cuate que ora vas y ora no