Pues mis queridos e inexistentes lectores, les pongo la última entrada del año. Hubiera querido que fuera un resumen de mi 2008, o una frase interesante de alguno de los libros que me reventé, o por lo menos un video xxx de miss Sinaloa, pero llegando a beber una cerveza muy bien acompañado (mi alma y yo) me encuentro con un correo de un viejo amigo; después de pedirle permiso, se los posteo como un buen homenaje a la amistad, al amor y a la pasión por vivir. Ahora prometí no poner el nombre, así que se los dejo tal y como me llegó.
"Querido Conde,
tiene rato que no te veo, hasta te debo lana, perdóname pero sabes que no puedo estar en ningún lugar, pese a las mil muestras de amistad que me has dado. La última vez que hablé contigo traía varias cervezas entre pecho y espalda y creó que te desperté, como siempre, me escuchaste hasta que me quedé dormido en la bocina. Te conté de una nueva canción y de un nuevo amor, bueno, pues te cuento que la canción al final me di cuenta que era muy mala y que ese nuevo amor se fue por donde llegó, por la puerta de un téibol de nombre impronunciable. Hasta ahí todo iba bien, pero ¡ay chingao! otra vez me volví a enamorar. Y esta vez ella lo sabía, no sólo eso, daba muestras de tener un genuino interés en mí y yo, como buen jarocho, me fui rendido con el hocico por delante. Hoy le mandé un mensaje, esperaba ese tonito de mi celular que entre acordes melancólicos me anuncian que una buena nueva llega... nunca llegó. Ya me conoces, me puse a beber como cosaco en una cervecería de Campeche y Monterrey (¿te acuerdas?, esa donde despachaba Fidel, el de la canción del Tri) y llegaron unos amigos "intelectuales" (esos con los que te juntas y a que mí me caen tan mal) a hablar de lo de siempre: el homenaje a Fuentes, Paz, el PRD, la nueva llegada del PRI, tecnócratas, liberales, Chicago Boys, Muñoz Cota, lo que le falta al país en educación, oratoria, materias de primaria, de la Madrid, el peso, la crisis, el empleo, no sueltes tu trabajo, edad, títulos... maneras de solucionar el mundo. Y yo, bebe que bebe, esperando ese pinche mensajito. Seguro no tenía crédito, o de seguro se dio cuenta de que con un pobre diablo como yo no tiene ningún futuro o, lo más probable, le vale madres lo que le pueda decir este desempleado, clasemediero, pobre, feo y pendejo. Pérdón Conde, ya ando muy malherido, pero como me enseñaste eso de Lezama, lo del azar y el desazar, me emperré en creer que, después de todo, merecía una nueva oportunidad de creer, de pensar que este musicastro puede mover ciertas fibras en un imposible. Sí, eso es ella, un imposible para mí. Quise creer que un dios cualquiera se compadecería de mí y pues no, no pasó, otra vez no pasó. Me pierdo entre las cosas que hice por ella y el recuerdo de una lengua blanca y dulce, de una cintura breve donde cabe toda la anchura de la ausencia, en esa... puta madre, cada vez escribo más como tú, debo dejar de leerte, ni me gusta lo que haces. Bueno, ¿cómo te va a ti? Cuéntame que la última vez me dijiste que habías regresado a tu Luna, me da gusto. La siguiente vez yo te invito el Jack Daniels, bueno ese lo invitas tú, yo te invito un Bacacho Blanco que es lo que yo bebo. Hasta el 2009.
A."
Hasta aquí el correo de mi amigo, ¿qué le puedo decir? Sigue siendo tan él que sólo puedo seguir pagándole de vez en cuando sus vicios, hasta barato me sale. Lo que me gustó de este correo es que cada vez que hace algo lo hace como si fuera la última cosa que hará, y estoy seguro que un día de estos se nos queda en el camino. Lo que importa es la pasión con la que enfrenta su condición y su circunstancia. Un abrazo y desde aquí, con la segunda Modelo de la noche, un sonoro salud y un buen 2009. A todos ustedes, los que siguen en este blog y a los que llegan por descuido, salud también y buen fin de año, mejor comienzo y espero contar con su compañía hasta que la pasión me dure.
JFC
Comentarios
Esa carta es digna de ser publicada como cuento (lo bueno que no le gusta cómo escribes, jaja). Hoy que para variar vi Forrest Gump me quedé pensando en el Teniente que aparece intermitentemente en la vida del protagonista y a fin de cuentas es el único amigo que sigue ahí aunque no esté.