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DOMINGO NUEVE DE ENERO

Queridos, inexistentes y abandonados lectores, un placer saludarlos (o saludarles, para parecer conductor de noticieros) en este año del señor del dos mil once. ¿Qué ha pasado por esta Ciudad que fue del canto que la tengo tan abandonada) Nada. Así, simplemente no ha pasado nada que sea digno de contar. (Bueno, casi nada ha sido digno de contaraw en estos años de ser el dictador de este blog, pero ahora menos). Si alguno de ustedes gusta, puede y quiere, lo invito a ver Pastorépica. La mayor historia jamás contada. Todos los sábados de enero en las Islas de Ciudad Universitaria, dos funciones 15:oo y 17:00 horas, o lo que es lo mismo, tres y cinco de la tarde. Es una pastorela donde un servidor es Satanás.
Ah! Satanás. Con ese papel, hace dos años, conocí a C. quien hacía el papel de Lucy. ¡Y todo lo que ha pasado desde entonces!
Tengo que contarles que entré al mundo virtual de la economía lingüística y ahora estoy en Twitter. Así es queridos desocupados, a partir de hoy pueden encontrarme en @condearriaga donde espero ser más constante con eso de la escribider.
Entre mis pendientes está terminar Guerra y Paz, Las mujeres del alba y Giros Negros. Además de comprar un libro de Sheers y uno de Mastretta. (Don't ask why)
Escribiré dentro de poco tiempo, lo juro, que hay muchas cosas que pueden pasar en estos días y ustedes (si es que alguno hay por aquí) serán los primeros en saberlo.

Así las cosas,

JFC

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Causalidades II

Queridos, desocupados e inexistentes lectores, les debía esta entrada que es la segunda parte de la anterior y pues aquí va. Uno de los problemas mayores de escribir cada dos años en este blog es que uno pierde el hilo de las cosas, y en dos años han pasado tantas que los hilos ya son una madeja que se pierde en mi memoria. Así que acabaré la entrada de las causalidades y empezaré --lo juro-- a escribir nuevamente en este blog que empecé en el año 2006. En la entrada de la siguiente semana les contaré de los blogs y los pondré al tanto en mi vida. También prometo actualizar las ligas que tengo en la columna de la derecha, porque muchos de los blogs ya pasaron a mejor vida y creo que ya nadie escribe en blogs, excepto la protagonista de estas causalidades de la que ya les pasaré el vínculo.   Estábamos, entonces, que me dieron la beca de la Fundación para escribir un libro de cuentos. La beca la obtuve gracias a que uno de esos amores juveniles y necesarios imprimió mis hojas y las l

A un par de escalones del Tercer Piso

Inexistentes y abandonados lectores, he regresado a esta monarquía que a veces se disfraza de república llamada La Ciudad que fue del canto para (y es un favor muy grande) contarles parte de lo que ha acontecido en mis dominios en estos largos meses de ausencia. (En serio, sé que nadie lee esto pero el simple sonar de las teclas y mi egolatría son suficientes para no dejar morir este blog). Si ustedes recuerdan, oh, desolados lectores que han sufrido conmigo durante tantos años, el once de julio escribí una pequeña crónica de cómo Mahler se encontró con Joyce. Pues bien, simplemente he de decirles que ese encuentro inesperado y venturoso ha terminado en coyunda, si se me permite el chistorete cultoso, o, para decirlo mejor, los esponsales arribaron a buen puerto. Con todo y las armonías disonantes de este musicastro y las inagotables vertientes de mi joyceana, hemos encontrado un lugar en donde nuestras ansias encuentren reposo.       Y en hablando de lugares, la Ciudad que fue de

He regresado a esta Ciudad que fue del canto

Queridos e inexistentes lectores, después de tres años de abandonar esta Ciudad que fue del canto, he regresado para, una vez más, prometer ser más constante y publicar ya no mi querido, cursi y azotado diario, sino lo que a mi pluma se le venga en gana. Por ello, primero les comparto una traducción que hice de dos fragmentos de Kurt Vonnegut, tomados del número 17, de junio de 2015, de Casa del tiempo. JFC Dos fragmentos de guerra [*] Kurt Vonnegut La obra de Kurt Vonnegut estuvo marcada por su experiencia en la Segunda Guerra Mundial como soldado de la 106 División de Infantería de los Estados Unidos, y luego como prisionero de guerra —de diciembre de 1944 hasta mayo de 1945— desde donde fue testigo del bombardeo que destruyó Dresde.  Casa del tiempo ofrece dos breves fragmentos de las novelas  Matadero 5  y  Barbazul que se publicaron con casi veinte años de distancia, para dar cuenta de la devastación íntima causada en el autor estadounidense. El primero