Ir al contenido principal

Diario de un actor o bitácora de duelo II

Inexistentes lectores, mi cuerpo se niega a aguantarme. Después de algunas semanas de correr alrededor de un parque a las siete de la mañana (nunca lo había hecho y lo disfruté enormidades) sucedió algo inesperado: mis rodillas se resistieron a seguir mi terapia de duelo y decidieron que la rótula desviada de ambas empezara a chingarme hasta el punto de despertarme con el dolor encaramado en las piernas. Una visita al hospital para confirmar la sensación de vacío y una radiografía que puso punto final a mis ganas de olvidar y correr me dejó con la nostalgia prendida.
      Soñé con ella y con su beso, con sus piernas de Bailarina, con su aroma y su voz. Mañana es su cumpleaños y no podré felicitarla. Bueno, supongo que no la espera. Y pienso que hace un año, del mismo modo, estábamos distanciados. Se volcó su enojo sobre mí y dejamos de vernos varios meses.
      Hace dos años ella estaba de viaje, hace tres... no recuerdo. Nunca pasamos un cumpleaños juntos, ni suyo ni mío. Es de esas cosas que me hacen pensar que tal vez, dentro de todo, siempre hay un futuro mejor. Una posibilidad, una sola.
      Todavía escribo, poco, pero lo hago. Me canso de esperar y de ver a mi alrededor. Me cansa la gente, la imperiosa necesidad de compañía y al mismo tiempo la esperanza de verme solo, en mi casa, con mis libros y mis guitarras. No me gusta la compañía forzada, ni las risas ni las comidas de oficina. Preferiría estar arrumbado en un parque y esperar el momento de regresar a mi trabajo para disfrutarlo. Pero eso sólo empeoraría las cosas, lo intento, trato, y entre todas esas tentativas, me descubro a ratos contento.
      Poco a poco, un día a la vez, un paso cada día. Una copa de vino cada noche y a esperar a que todo mejore.

Así las cosas,

JFC


PS. Y que mi personaje camina, que empieza a construirse a partir de emociones y de puntos específicos en mi sangre. Una nueva compañera de elenco, dos nuevos chicos y espero que se termine esta obra de la cual estoy más que enamorado.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Causalidades II

Queridos, desocupados e inexistentes lectores, les debía esta entrada que es la segunda parte de la anterior y pues aquí va. Uno de los problemas mayores de escribir cada dos años en este blog es que uno pierde el hilo de las cosas, y en dos años han pasado tantas que los hilos ya son una madeja que se pierde en mi memoria. Así que acabaré la entrada de las causalidades y empezaré --lo juro-- a escribir nuevamente en este blog que empecé en el año 2006. En la entrada de la siguiente semana les contaré de los blogs y los pondré al tanto en mi vida. También prometo actualizar las ligas que tengo en la columna de la derecha, porque muchos de los blogs ya pasaron a mejor vida y creo que ya nadie escribe en blogs, excepto la protagonista de estas causalidades de la que ya les pasaré el vínculo.   Estábamos, entonces, que me dieron la beca de la Fundación para escribir un libro de cuentos. La beca la obtuve gracias a que uno de esos amores juveniles y necesarios imprimió mis hojas y las l

A un par de escalones del Tercer Piso

Inexistentes y abandonados lectores, he regresado a esta monarquía que a veces se disfraza de república llamada La Ciudad que fue del canto para (y es un favor muy grande) contarles parte de lo que ha acontecido en mis dominios en estos largos meses de ausencia. (En serio, sé que nadie lee esto pero el simple sonar de las teclas y mi egolatría son suficientes para no dejar morir este blog). Si ustedes recuerdan, oh, desolados lectores que han sufrido conmigo durante tantos años, el once de julio escribí una pequeña crónica de cómo Mahler se encontró con Joyce. Pues bien, simplemente he de decirles que ese encuentro inesperado y venturoso ha terminado en coyunda, si se me permite el chistorete cultoso, o, para decirlo mejor, los esponsales arribaron a buen puerto. Con todo y las armonías disonantes de este musicastro y las inagotables vertientes de mi joyceana, hemos encontrado un lugar en donde nuestras ansias encuentren reposo.       Y en hablando de lugares, la Ciudad que fue de

He regresado a esta Ciudad que fue del canto

Queridos e inexistentes lectores, después de tres años de abandonar esta Ciudad que fue del canto, he regresado para, una vez más, prometer ser más constante y publicar ya no mi querido, cursi y azotado diario, sino lo que a mi pluma se le venga en gana. Por ello, primero les comparto una traducción que hice de dos fragmentos de Kurt Vonnegut, tomados del número 17, de junio de 2015, de Casa del tiempo. JFC Dos fragmentos de guerra [*] Kurt Vonnegut La obra de Kurt Vonnegut estuvo marcada por su experiencia en la Segunda Guerra Mundial como soldado de la 106 División de Infantería de los Estados Unidos, y luego como prisionero de guerra —de diciembre de 1944 hasta mayo de 1945— desde donde fue testigo del bombardeo que destruyó Dresde.  Casa del tiempo ofrece dos breves fragmentos de las novelas  Matadero 5  y  Barbazul que se publicaron con casi veinte años de distancia, para dar cuenta de la devastación íntima causada en el autor estadounidense. El primero