Mis inexistentes e incólumes lectores, el fin de semana me conmoví a más no poder. Leía yo en el único suplemento de cultura decente que existe actualmente (lo cual es una verdadera lástima, por cierto) una parte de la conversación de Rubén Bonifaz con Josefina Estrada, que es un fragmento del libro inédito De otro modo el hombre. Retrato hablado de Rubén Bonifaz Nuño; sinceramente me parece desafortunado el título, pero tratándose de tan admirado bardo, lo leeré con obsesión.
Aquí el extracto que delinea la poesía de Bonifaz, mientras ustedes lo leen, yo recuerdo con sumo placer algunas líneas del El manto y la corona.
"Las mujeres fueron la fuerza de mi vida; es decir, la dicha de vivir, en último término. Siempre tuve la fortuna de contar con compañía femenina a partir de los 30, 35 años… Nunca me ha faltado compañía de mujer, afortunadamente. Inclusive ahora la tengo, cuando ¡ay, Dios mío!, ya soy incapaz de estar con mujeres. Para mí es totalmente necesario tener su compañía. Ahora desgraciadamente están dejando de preocuparme. Eso sólo quiere decir que estoy muriéndome. Todavía hace uno o dos años me preocupaban muchísimo. Ahora incluso me dan temor. Me preocupa que ya no me importen, porque lo siento de veras como muerte."1
Así las cosas,
JFC
PD. Les cuento que esta es la entrada número 99 de La Ciudad que fue del Canto, ya llevamos un par de años en el vouyerismo cibernético y hay que celebralo. Así que en el siguiente post les diré cómo lo celebraremos.
1.Laberinto, Suplemento de Milenio Diario. Sábado 18 de octubre. p.6
Comentarios