Aunque las lágrimas que tengo son para los muertos, tal vez mis ojos brinden alguna por ti. De ti no sé qué escribir si no es alguna línea más. Recuerda que a partir de tus ojos miel empiezo a preferir el cianuro al tehuacán. Imagina que un seis de diciembre tomaré una amarga copa y musitaré tu nombre a media voz. A media voz... No creas que te escribo a ti. A nadie en particular salen estas líneas.
Queridos, desocupados e inexistentes lectores, les debía esta entrada que es la segunda parte de la anterior y pues aquí va. Uno de los problemas mayores de escribir cada dos años en este blog es que uno pierde el hilo de las cosas, y en dos años han pasado tantas que los hilos ya son una madeja que se pierde en mi memoria. Así que acabaré la entrada de las causalidades y empezaré --lo juro-- a escribir nuevamente en este blog que empecé en el año 2006. En la entrada de la siguiente semana les contaré de los blogs y los pondré al tanto en mi vida. También prometo actualizar las ligas que tengo en la columna de la derecha, porque muchos de los blogs ya pasaron a mejor vida y creo que ya nadie escribe en blogs, excepto la protagonista de estas causalidades de la que ya les pasaré el vínculo. Estábamos, entonces, que me dieron la beca de la Fundación para escribir un libro de cuentos. La beca la obtuve gracias a que uno de esos amores juveniles y necesarios imprimió mis hojas y las l
Comentarios
es silencio
Un abrazote.
bueno, un abrazo.
gustavo alatorre.